
Por: Isis Burgos Jáquez, Abril 2025
Los conflictos son inherentes a la condición humana y, como tales, se presentan de forma natural en todos los espacios de interacción social. Los centros educativos, como microcosmos sociales donde conviven diariamente personas con distintas experiencias, valores, formas de comunicación y expectativas, son escenarios particularmente propensos a la aparición de conflictos. Aunque a menudo se los percibe como elementos negativos, los conflictos no siempre representan una amenaza. Bien gestionados, pueden convertirse en oportunidades formativas, en motores para la reflexión colectiva y en puntos de partida para transformar las dinámicas institucionales hacia modelos más justos, empáticos y participativos.
En el ámbito escolar, sin embargo, los conflictos suelen ser subestimados, mal interpretados o incluso ignorados, lo que incrementa su capacidad de dañar los procesos educativos. Este artículo explora la compleja relación entre los conflictos escolares, la calidad educativa y el rendimiento académico. Se analizan las causas, consecuencias y actores involucrados, así como los modelos de resolución más efectivos en contextos escolares. Además, se subraya el rol protagónico del psicólogo escolar en la construcción de una cultura de paz que permita no solo resolver conflictos, sino prevenirlos y convertirlos en experiencias de crecimiento emocional y social.
1. Calidad educativa y conflictos escolares
La calidad educativa trasciende ampliamente los resultados académicos. Implica condiciones estructurales, pedagógicas y afectivas que permiten a los estudiantes desarrollarse de forma integral. En este sentido, el conflicto mal gestionado se convierte en un factor de riesgo institucional. Cuando los conflictos se hacen frecuentes y no se resuelven de manera adecuada, afectan la percepción de seguridad en la escuela, disminuyen la motivación del profesorado, y generan desconfianza entre estudiantes y docentes.
En un entorno donde predomina la agresividad, el miedo o la indiferencia institucional ante los problemas de convivencia, el proceso de enseñanza-aprendizaje pierde efectividad. Los docentes se ven limitados en su accionar, muchas veces dedicando más tiempo a la disciplina que a la innovación pedagógica. Esta situación impide el desarrollo de propuestas educativas basadas en la participación, la creatividad y la reflexión crítica (Burgos, 2025). En consecuencia, el aprendizaje deja de ser significativo y se convierte en una experiencia fragmentada, centrada solo en la transmisión de contenidos.
Por otra parte, los recursos institucionales humanos, materiales y temporales se ven desviados hacia la resolución de crisis, reduciendo la posibilidad de implementar proyectos educativos, programas de formación docente o actividades extracurriculares. En centros educativos donde los conflictos son persistentes, se reduce la disponibilidad del personal directivo para liderar procesos pedagógicos de mejora continua. De esta forma, los conflictos no solo interfieren en el clima escolar, sino que también limitan estructuralmente el desarrollo de una educación de calidad.
2. Rendimiento académico: impacto psicológico y organizativo
Desde una perspectiva psicológica, los conflictos generan estrés, ansiedad, sensación de inseguridad y baja autoestima en el estudiantado, lo que repercute directamente en su rendimiento académico. Numerosas investigaciones demuestran que la estabilidad emocional es un prerrequisito para el aprendizaje. Un niño que se siente excluido, agredido o poco valorado en su entorno escolar difícilmente podrá concentrarse, participar o cumplir con sus tareas escolares (Redalyc, 2024). La escuela, en estos casos, pasa de ser un espacio de desarrollo a uno de sobrevivencia emocional.
El fenómeno del acoso escolar (bullying), por ejemplo, es una de las formas de conflicto más perjudiciales para el desarrollo académico y personal de los estudiantes. No solo afecta a la víctima, sino también a los testigos silenciosos y al agresor, que en muchos casos reproduce modelos de violencia aprendidos. Si la institución no actúa, se instala un patrón de impunidad que normaliza el daño y silencia la posibilidad de reparación.
En términos organizativos, los conflictos interrumpen las clases, generan desorganización y rompen la continuidad pedagógica. Las discusiones, enfrentamientos o distracciones frecuentes hacen que se pierdan minutos valiosos de enseñanza, afectando a todo el grupo. Esta pérdida de tiempo, sumada a la tensión emocional, genera ambientes poco propicios para el aprendizaje. A la larga, se producen fenómenos como el ausentismo, la deserción escolar o el bajo rendimiento generalizado.
3. Prevención y manejo de conflictos: corresponsabilidad institucional
El abordaje eficaz de los conflictos escolares debe considerarse una política institucional integral. La prevención no puede ser una acción esporádica, sino parte de un proyecto educativo centrado en la convivencia y la educación emocional. En este sentido, la corresponsabilidad es clave: cada actor tiene un papel fundamental en la construcción de entornos escolares seguros, respetuosos y colaborativos.
a) Equipo de gestión
Los directivos y coordinadores deben ser los principales promotores de la cultura de paz. Esto implica diseñar normativas claras, conocidas y consensuadas por toda la comunidad educativa. También deben generar espacios de reflexión, capacitación y seguimiento. Su rol como mediadores y facilitadores de procesos justos es esencial para evitar la arbitrariedad, el autoritarismo o la negligencia institucional ante los conflictos (Burgos, 2025).
b) Docentes
El docente es quien tiene el contacto cotidiano con los estudiantes, por lo que su capacidad de anticipar, identificar y manejar conflictos de forma pedagógica es determinante. Los educadores deben propiciar un aula donde el diálogo, la cooperación y la empatía sean pilares de la dinámica diaria. Incluir contenidos de ciudadanía, habilidades sociales y resolución pacífica de conflictos en el currículo es una estrategia fundamental para generar una cultura preventiva.
c) Familias
Muchas veces, los conflictos escolares tienen su origen o refuerzo en contextos familiares. La educación en valores no es responsabilidad exclusiva de la escuela. Por ello, es fundamental involucrar a las familias en actividades de formación y reflexión sobre crianza respetuosa, comunicación asertiva y acompañamiento escolar. Establecer alianzas con las familias, basadas en la confianza y la corresponsabilidad, mejora significativamente la convivencia escolar (Scielo, 2024).
d) Estudiantes
Es necesario promover la participación estudiantil en la resolución de conflictos. Iniciativas como comités de mediación, brigadas de convivencia o asambleas de aula permiten que los estudiantes aprendan a dialogar, escuchar y proponer soluciones colectivas. Esta participación activa favorece la construcción de autonomía, responsabilidad y sentido de pertenencia.
e) Psicólogo y orientador escolar
El psicólogo escolar es una figura clave en el diagnóstico, prevención e intervención de conflictos. Su enfoque no debe limitarse a atender casos individuales, sino incluir la promoción de competencias socioemocionales en toda la comunidad. Por su parte, el orientador escolar cumple funciones complementarias, como la detección de factores de riesgo, la implementación de programas de orientación y el acompañamiento de procesos de resolución en equipo.
4. Modelos de resolución: Harvard, Dual y Sistémico
Aplicar un modelo adecuado de gestión de conflictos permite actuar con claridad, efectividad y justicia. Cada modelo responde a tipos de conflicto específicos y promueve distintas estrategias de intervención.
● Modelo de Harvard: Fomenta la negociación basada en intereses, la separación entre las personas y el problema, y la búsqueda de soluciones en las que todas las partes ganen. Es ideal para conflictos entre docentes, disputas por recursos, o desacuerdos administrativos (Educrea, 2020).
● Modelo Dual: Reconoce que en los conflictos siempre se negocia entre la relación y el resultado. Plantea cinco formas de respuesta: competir, evitar, ceder, negociar y colaborar. Es útil para conflictos personales, emocionales o de percepción.
● Modelo Sistémico: Considera al conflicto como parte de una estructura institucional. Analiza sus causas profundas, las dinámicas de poder y los patrones culturales que lo sostienen. Es esencial en casos complejos como violencia estructural, acoso o discriminación (Redalyc, 2024).
5. Cultura de paz y transformación educativa
La transformación del conflicto en una experiencia educativa depende de la capacidad institucional de construir una cultura de paz. Esto no se logra únicamente con reglamentos, sino con acciones concretas, coherentes y sostenidas. La paz no es ausencia de conflicto, sino la presencia activa del diálogo, la justicia y la inclusión. Un centro educativo comprometido con la convivencia saludable enseña a sus estudiantes a resolver diferencias, a respetar las diversidades y a construir juntos un ambiente seguro y estimulante.
Conclusión
La gestión de los conflictos escolares es una dimensión fundamental de la calidad educativa y del éxito académico de los estudiantes. Un conflicto no atendido puede convertirse en un obstáculo para el desarrollo personal y colectivo; sin embargo, cuando se aborda de manera adecuada, puede ser una oportunidad para crecer, comprender al otro y construir relaciones más sanas.
Este proceso exige una acción articulada entre todos los miembros de la comunidad educativa y el uso de modelos de resolución que permitan respuestas profesionales, éticas y efectivas. El papel del psicólogo escolar y del equipo de orientación se vuelve fundamental para acompañar estos procesos y fortalecer una convivencia que no solo evite la violencia, sino que promueva activamente la paz.
Educar en la convivencia no es una tarea secundaria. Es formar ciudadanos que sepan construir acuerdos, gestionar diferencias y participar en la transformación de su entorno. En este sentido, gestionar los conflictos escolares con una mirada humana, estratégica y preventiva es una de las tareas más urgentes de nuestra educación actual.
Bibliografía
● Burgos Jáquez, I. (2025). Manejo de Conflictos en el Ámbito Educacional: Modelos, Requerimientos y Aplicaciones. https://isisburgosjáquez.stck.me/post/790368/Manejo-de-Conflictos-en-el-Ambito-Educacional-Modelos-Requerimientos-y-Aplicaciones
● Educrea. (2020). Resolución de conflictos en el aula. Recuperado de: https://educrea.cl/wp-content/uploads/2020/06/Resolucion_de_conflictos_en_aula.pdf?x71973
● Redalyc. (2024). El conflicto en los centros educativos. Recuperado de: https://www.redalyc.org/journal/4677/467776383009/
● Scielo. (2024). Modelos de resolución de conflictos en entornos escolares. Recuperado de: http://scielo.senescyt.gob.ec/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1390-86422024000100127
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